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Dos almas heridas de muerte
Entre cenizas alzaron sus vuelos en regiones distintas
Un soplo divino, alongó cercanías en la distancia remota
Y como el verbo que un día se hizo carne
Lo imposible esbozo lo posible
Cruzaron caminos en esa calzada que muchas veces
En el amargo del dolor injuriamos y culpamos
Como rayo de luz los antónimos fueron tomando forma
Y la soledad se torno compañía
La oscuridad en claridad diáfana
Las nostalgias se tornan recuerdos
El desamor en amor renacido
El miedo en valentía
El deseo en caricia
El desespero en la esperanza
Y el tiempo en el lapso breve indetenible
El miedo de vivir y el temor a la soledad es historia
Que abraza en el tiempo mientras nos cerramos
En el vacío de nuestro corazón herido de muerte
Despertar en medio del calor de un sentir que se expande
Y que logra disipar los fantasmas del pasado
Es el afirmarnos en las alas del fénix
Y creer que vivir es más que caminar por las sendas de la vida
Es saber que la vida no es más que brindar cada día
Por cada pequeña cosa que nos va llenando las manos de luz
Comprender que somos más que carne y materia
Visualizar como el color que nos envuelve el áurea
Logra rozar levemente el espacio que solo las sensaciones
Son posibles de entender, adivinar, intuir y deleitar.
el frescor del viento que nos proyecta en la libertad del tiempo
la bruma humedad que estremece en medio de un bosque de pino
En una mañana donde aún el sol se oculta y solo la claridad nos envuelve
Sonido del viento en su corretear entre las hojas del Abedul
Gorgotear de aves que despiertan sin cadenas y que alzan vuelo
Y que saben jugar en el viento reposando de alas abiertas
Gracias por Ser y estar inmerso en mis días con la ternura suave
Por sanar heridas y cubrirme el alma con la transparencia
De un sentir que se descubre en cada amanecer.
