Noche intensa, luz penumbrosa y escasa ,
sentada frente a la chimenea silenciosamente,
aguardo tu llegada, deseo sentirte entre mis brazos
convirtiéndome en tu lecho de miel
arroparte con ellos cual seda,
sentada frente a la chimenea silenciosamente,
aguardo tu llegada, deseo sentirte entre mis brazos
convirtiéndome en tu lecho de miel
arroparte con ellos cual seda,
sorber de ti el dulce agrio de tu mistela
Maderos ardientes dan calor al frío helado de la noche
espera que humedece ante tu llegada tornándola fantasía
plegarme en ti, deslizándome lentamente,
maderos que arden crujiendo
Maderos ardientes dan calor al frío helado de la noche
espera que humedece ante tu llegada tornándola fantasía
plegarme en ti, deslizándome lentamente,
maderos que arden crujiendo
como gemidos que brotan de mis anhelos.
Pensarte poseyéndome, en cada caricia y envestida
con la intensidad de mis deseos abriéndome cual madero
ante el calor del fuego que lo somete en honda pasión.
Siento en el aire tu proximidad, acercándote suavemente
Esas ganas encendidas que emergen evidentes en el brillo de tus ojos
En el humedecer de tus labios ante la secura que se antevé
Buscando en mis remansos ríos de plata que sacien tu hambre de mi
Es como si de los maderos emergen deseos al estallar
ante el preludio que se siente cuando nos hacemos el Amor
caricias que nos ofrendamos sin mas que el leve roce de unos dedos
la savia de tu boca en la mía en un juego irreverente
mis manos en tu rostro mientras recorres mi vientre lánguidamente
deteniéndote en cada poro de mi piel que gime indetenible
ante el hambre del deseo y la lujuria que apaciguas en cada pleno.
Como esa melodía desenfrenada me subo sobre tu cuerpo
Las llamas dan paso al brasero ardiente descubriéndose en rojo vivo
Sobre la lujuria ya erecta como amazona mis ancas ondean
Acogiendo tu esencia en mis entrañas palpitantes
Mil cometas corriendo en el infinito de nuestro éxtasis
Solo quedan escasos maderos ardiendo, nuestros cuerpos reposan
Desnudos sobre el deseo palpitante en satisfacción plena
Pues ambos nos deleitamos apaciguando la hoguera
De nuestros cuerpos en llamas.
Pensarte poseyéndome, en cada caricia y envestida
con la intensidad de mis deseos abriéndome cual madero
ante el calor del fuego que lo somete en honda pasión.
Siento en el aire tu proximidad, acercándote suavemente
Esas ganas encendidas que emergen evidentes en el brillo de tus ojos
En el humedecer de tus labios ante la secura que se antevé
Buscando en mis remansos ríos de plata que sacien tu hambre de mi
Es como si de los maderos emergen deseos al estallar
ante el preludio que se siente cuando nos hacemos el Amor
caricias que nos ofrendamos sin mas que el leve roce de unos dedos
la savia de tu boca en la mía en un juego irreverente
mis manos en tu rostro mientras recorres mi vientre lánguidamente
deteniéndote en cada poro de mi piel que gime indetenible
ante el hambre del deseo y la lujuria que apaciguas en cada pleno.
Como esa melodía desenfrenada me subo sobre tu cuerpo
Las llamas dan paso al brasero ardiente descubriéndose en rojo vivo
Sobre la lujuria ya erecta como amazona mis ancas ondean
Acogiendo tu esencia en mis entrañas palpitantes
Mil cometas corriendo en el infinito de nuestro éxtasis
Solo quedan escasos maderos ardiendo, nuestros cuerpos reposan
Desnudos sobre el deseo palpitante en satisfacción plena
Pues ambos nos deleitamos apaciguando la hoguera
De nuestros cuerpos en llamas.
