Sólo el rugido de los truenos,
aleja la quietud de la noche
la fuerza del agua,
suele enlodar los caminos
Los nubarrones
sólo ocultan la claridad del día.
Una riada destruye los sueños
y aunque nos embraguetemos
en hacerle frente
siempre existirá el recuerdo
de esa noche de tormenta.
domingo, 16 de noviembre de 2008
en un mismo deseo y un mismo sueño.