Cuando llega la noche
Y duerme el mundo apacible
Brisas extrañas deambulan despertando
Oscuros pensamientos de la nada
La lujuria y el deseo del sublime amor a dos
Se convierte en las calles, en hambre insaciable
De deseos solitarios hambrientos de un sentir.
Emergen los rumores codeándose con conversas
Almas solitarias, amantes insaciables buscan en la noche
La presa fácil, carente de brazos afables dadores de emoción
Soledad ingrata que tocas el alma estremecida
De aquellos que buscan en el amor, no placer sino cobijo
Yo les miro pasar por las márgenes de la fuente
Agitándose cual sombras entre las hierbas de la dehesa
Cerrar bajo el rocío la parsimoniosa entumecida
Tomar de ella el dulce néctar que la amamanta
En el dormitar de los sueños hundida desde su infancia